Conocer a tus clientes en el mundo digital es como cuando van al bar de la esquina: Paco sabe bien cómo quieren el café (solo, manchado, cortado, con leche desnatada, etc.) y si prefieren la tostada con aceite o mantequilla. En definitiva, que los datos propios marcan la diferencia. Puede sonar complicado, pero estamos aquí para explicarte la película de la manera más sencilla posible.
¿Qué son los datos propios?
Imagina que tienes un bar que se llama Casa Paco. Obviamente, tienes a tus clientes habituales, a los que denominaremos «la cuadrilla». Si le preguntas a la cuadrilla cuáles son sus tapas favoritas y las apuntas, estás básicamente recopilando datos propios. Es como cuando un amigo te cuenta que tiene alergia a los cacahuetes: obtuviste la información directamente de la fuente.
Pues ahora aplica esto al mundo digital. Cuando los clientes interactúan con tu sitio web, aplicación móvil o perfil en redes sociales, dejan «huellas» sobre lo que les gusta, lo que no les gusta y su comportamiento. Recopilar esta información de manera directa te proporciona datos propios. Es como si tu sitio web tuviera una conversación personal sobre ciertas preferencias.
Datos propios frente a datos de parte cero
Los datos de parte cero y los datos propios se parecen mucho, pero no son lo mismo. Es como la diferencia entre saber que a tu amigo le encanta la tortilla de patatas, y que te cuente si la prefiere con o sin cebolla, más cuajada o menos, y cuándo le apetece comerla (datos de parte cero). Aunque los datos propios provienen de las interacciones, los datos de parte cero son los detalles que los clientes comparten de manera intencionada contigo.
Al combinar estos dos tipos de datos, se crea una estrategia con los datos recopilados. Piensa en recomendaciones personalizadas, ventajas por fidelidad o contenido exclusivo a cambio de las valiosas perspectivas de los clientes. Aquí, el ingrediente secreto es la confianza. Tus clientes deben confiar cómo tratas sus datos y, a cambio, tú debes manejarlos con responsabilidad, como si se tratara de una receta familiar secreta bien guardada. En este tipo de situación, todo el mundo gana.
¿Por qué deben preocuparte los datos propios?
¿Te acuerdas de aquella vez que le ofreciste un croissant con almendras a tu amigo con alergia a los frutos secos? Valiente desastre, ¿verdad? Pues eso es lo que pasa cuando no conoces a tus clientes. Pero cuando los conoces, es cómo preguntarles si les apetece su tapa favorita en cuanto vas a tomarles la cuenta. Gracias a los datos propios, puedes conocer a tus clientes de cerca y de forma personal. Puedes personalizar su experiencia, crear anuncios más específicos y aumentar la interacción y las ventas. Es como la diferencia entre un mensaje genérico y otro que ha sido creado específicamente para ti.
Y lo mejor de todo es que los datos propios son actuales, éticos y fiables. Los clientes los proporcionan de manera voluntaria, por lo que suponen menos problemas de privacidad en comparación con los datos de terceros. Y en lo que respecta a los datos de terceros, aunque Google había planeado en principio deshacerse de ellos, ahora han decidido otorgarle más control a los usuarios. Interprétalo como la forma de dejar que los clientes puedan personalizar sus ajustes de privacidad, de la misma forma que especificarían su comanda en un restaurante. Aun así, no te acomodes demasiado con los datos de terceros. Lo mejor es que pongas el foco en los datos propios y de parte cero en lo que respecta a la privacidad.
¿Y cuáles son los desafíos?
Recopilar datos propios no siempre es pan comido. De hecho, es como descubrir una buena panadería artesanal: un pequeño desafío que, a la larga, merece muchísimo la pena. En primer lugar, tienes que convencer a tus clientes para que compartan sus datos. Luego, tienes que gestionarlos y analizarlos, lo cual no es nada fácil cuando también tienes que administrar las preferencias de otros cientos o miles de clientes.
Y recuerda: los datos propios deben tratarse con responsabilidad. Es como conocer el mote que tanto odia tu mejor amigo; esa información hay que tratarla con cuidado, respeto y confidencialidad. Además, ahora que Google está ofreciendo a los usuarios más control sobre sus datos, querrás asegurarte de ser lo adecuadamente transparente y directo a la hora de explicar cómo recopilas y utilizas sus datos.
Conclusiones
Desenvolverse en el mundo de los datos propios puede ser relativamente complicado, pero con el enfoque adecuado puede resultar muy satisfactorio. Y con los nuevos controles de privacidad de Google que se centran en el usuario, es más importante que nunca centrarse en recopilar datos directamente de tus clientes a través de métodos que generen confianza y sean bien valorados.
Así que, tanto si eres una pyme, una multinacional o un mero lector al que le pica la curiosidad, comprender los datos propios es esencial en el panorama digital actual donde prima la privacidad. Y después de este artículo, no sería mala idea que te prepares una buena taza de café y continúes investigando sobre los datos propios.
Consulta nuestra guía sobre los datos propios para saber más sobre cómo tu organización puede comenzar a forjar relaciones más profundas con los clientes y crear experiencias personalizadas.